Científicos estudian el origen del orgasmo femenino
El 8 de agosto se celebra el Día Mundial del Orgasmo Femenino, y justo hoy los los biólogos tienen una nueva teoría acerca de su origen.
El festejo habría surgido en 2006 por iniciativa de Arimateio Dantas, concejal del pueblo brasileño de Esperantina. Dicen que tenía que compensar a su esposa por algunas “deudas sexuales” y propuso dedicar un día a estimular el placer. En un principio fue cada 9 de mayo, pero después se cambió al 8 de agosto.
Se dice que en Noruega es feriado y en Dinamarca el orgasmo es obligatorio, lo que significa que el hombre que no cumple con satisfacer a su mujer es multado con un año de abstinencia vigilada por una mujer policía.
Esta celebración se dio gracias a la instauración oficial del Día del Orgasmo Femenino en la ciudad de Esperantina, en Brasil. Esta fecha ha empezado a reconocerse a lo largo de los años al conocer la historia.
Si bien el orgasmo tiene un importante papel en las relaciones íntimas de las mujeres, ha sido difícil descubrir las raíces evolutivas de la experiencia: combinación de contracciones musculares, liberación de hormonas e intenso placer.
Durante varias décadas, investigadores han propuesto teorías, pero ninguna es ampliamente aceptada. Ahora, dos biólogos evolutivos se han unido a la refriega, ofreciendo una nueva forma de pensar en el orgasmo femenino con base en una reconstrucción de su antigua historia.
Este lunes, en la Revista de Zoología Experimental, los autores concluyen que la respuesta se originó en mamíferos hace más de 150 millones de años, como una forma de liberar huevos para que sean fertilizados después de la cópula. Hasta ahora, pocos científicos han investigado la biología de animales con una relación distante en busca de pistas para solucionar el misterio.
“Porque los orgasmos, los reservamos para humanos y primates”, dijo Mihaela Pavlicev, bióloga evolutiva en la Facultad de medicina de la Universidad de Cincinnati y autora del nuevo documento. “No nos enfocamos en otras especies para indagar más profundamente y buscar el origen”, dijo.
El orgasmo masculino nunca ha causado gran furor entre biólogos evolutivos. El placer está precisamente vinculado con la eyaculación, el paso de mayor importancia para transmitir los genes del varón o macho a la siguiente generación. Ese placer motiva a que los hombres emitan más esperma, que es una ventaja en términos evolutivos.
Para la mujer, resulta más difícil averiguar la senda evolutiva. Las contracciones musculares que ocurren durante un orgasmo no son esenciales para que la mujer se embarace. Y si bien la mayoría de los hombres puede experimentar un orgasmo durante el sexo, es menos frecuente para las mujeres.
Incluso en este momento muchas mujeres no han logrado un orgasmo en su última relación sexual. Parte de la razón para esto es la anatomía: el clítoris está separado físicamente de la vagina. De cualquier forma, diversos científicos sospechan que el orgasmo femenino sirve alguna función biológica favorecida por la selección natural. Tan solo necesitan averiguar cuál es.
“Mi instinto visceral me dice que algo que tiene tanta importancia en términos emocionales -el intenso placer del orgasmo-, a todas luces tendría consecuencias reproductivas”, dijo David A. Puts, antropólogo evolutivo en la Universidad Estatal de Pensilvania.
Se han propuesto muchas hipótesis. Puts y sus colegas han llevado a cabo estudios para probar la posibilidad de que los orgasmos aumenten las probabilidades de que los óvulos de la mujer sean fertilizados por un hombre genéticamente atractivo.
Elisabeth A. Lloyd, filósofa en la Universidad de Indiana, no lo cree. Ella publicó un libro en 2005, titulado “El argumento del orgasmo femenino”, en el cual revisó 18 teorías publicadas sobre su función.
Ninguna tenía evidencia firme a su favor, concluyó, y muchas fueron socavadas por otros hallazgos sobre sexualidad humana. Años de investigación ulterior solo han reforzado su escepticismo.
Lloyd cree que la mejor explicación sobre el orgasmo femenino es que no ha servido a un solo propósito evolutivo. No es más que un producto derivado del desarrollo del orgasmo masculino.
El orgasmo es para las mujeres, cree, lo que los pezones son para los hombres. Sin embargo, Pavlicev y su colega, Gunter P. Wagner de la Universidad de Yale, están exponiendo el argumento de que el orgasmo femenino en humanas tiene una profunda historia evolutiva que se remonta a los primeros mamíferos.
Empezaron por familiarizarse más con las vidas sexuales de otros animales, estudiando oscuros diarios viejos para reunir información sobre especies que iban desde cerdos hormigueros hasta koalas.
Notaron que muchos mamíferos hembra liberan oxitocina y prolactina durante el sexo: las hormonas liberadas por las mujeres durante orgasmos. Lo que es más, en muchas de esas especies, las hembras usan un tipo de reproducción que difiere radicalmente.
Si bien las mujeres liberan un óvulo cada mes, otros mamíferos hembra, como los conejos y camellos, liberan un óvulo solo después de aparearse con un macho.
Los ciclos ovulatorios evolucionaron en tan solo pocos linajes de mamíferos, incluyendo el nuestro, encontraron Pavlicev y Wagner. Antes de eso, nuestros antiguos ancestros mamíferos se apoyaron originalmente en una ovulación disparada por apareamiento con un macho.
Esos primeros mamíferos desarrollaron un clítoris dentro de la vagina. Solo en mamíferos que desarrollaron ciclos ovulatorios fue que el clítoris se alejó. Con base en estos hallazgos, Pavlicev y Wagner argumentan que el orgasmo femenino evolucionó primeramente como un reflejo para ayudarles a las hembras a quedar preñadas.
Cuando los primeros humanos se apareaban, el clítoris podía enviarle señales al cerebro, desatando hormonas que liberaban un óvulo. Una vez que el óvulo era fertilizado, las hormonas pudieran haber ayudado a asegurar que se implantara en el útero.
Este arreglo ha funcionado bien para mamíferos que rara vez encuentran machos. Ayuda a que las hembras aprovechen al máximo cada cópula. Pero, con el tiempo, algunos mamíferos, incluidos primates como nosotros, empezaron a pasar sus vidas en grupos sociales. Las hembras tenían acceso a sexo con regularidad con machos y el orgasmo como mecanismo ovulatorio no era ya tan útil.
Más bien, nuestros ancestros del sexo femenino evolucionaron un nuevo sistema: liberar óvulos en un ciclo regular. “Creo que estamos viendo la totalidad del sistema reproductivo de la mujer bajo una luz un tanto diferente cuando se tiene un modelo para cómo pudiera haber evolucionado”, puntualizó.
Fuente: La Gaceta