Escuchar al adolescente; un texto para padres, maestros y amigos
He estado pensando en lo difícil que es escuchar a un adolescente pero quizás no sólo a un adolescente, sino a cualquier persona.
Escuchar es algo complicadísimo porque nos pide atender, sin juzgar, solo entender y permitir que una historia entre en nosotros. Escuchar es abrirle la puerta a la angustia, a empatizar y permitir que el otro pueda cambiarnos.
Siento que escuchar es difícil porque muchas veces lo que escuchamos es doloroso. No estoy hablando de escuchar música o el sonido de un bosque, sino de escucharnos a nosotros y las historias que a veces tenemos que contar.
El problema es desde donde estamos escuchando a quien nos habla. ¿Realmente podríamos escucharlo sin juzgarlo? Sin tratar de imponer nuestro punto de vista o sin intentar evadir aquellas cosas que no nos gustan? Escuchar es difícil porque apela a nuestra historia, y para muchos esa historia tiene un monto considerable de sufrimiento.
Quizás por eso hacemos lo posible por no escuchar a quien intenta comunicarnos lo mal que lo está pasando. Vemos un “me quiero morir” en Facebook y lo pasamos, un alumno nos dice que no hizo la tarea porque no quería hacerla y le damos un reporte de conducta, vemos a alguien llorar en la calle y preferimos no intervenir.
¿Que podríamos hacer?, ¿de qué forma podríamos ayudar?, ¿realmente querríamos hacerlo? Hay tantas causas sociales en México que pareciera que un joven representa poco. Desde el chavo que “vende dulces para sacar la prepa” hasta las manifestaciones sociales para las que parece que uno está con ellos o en su contra. Sin embargo, si algo puede estar en la vida de muchos mexicanos es angustia, temor y dolor, y es curioso que aunque seamos millones en el país, sufrimos solos.
Escuchar es difícil porque también el que habla percibe su vulnerabilidad y revive su dolor. Pienso en la serie de Netflix “13 reasons why” donde el asunto es precisamente escuchar una realidad social que hace que cada vez sea más difícil vivir, que cada día vuelve más vidas en inhabitables. ¿Sabías que en México diariamente se suicidan 14 jóvenes y, por cada uno, veinte lo intentan? según datos de Excélsior; ¿de verdad podemos seguir ignorando esto? Catorce vidas se pierden diariamente y catorce mexicanos dejan de encontrarle sentido a la vida.
Me parece que todos en algún punto hemos pensado en tirar la toalla, ¿pero qué hace que nosotros podamos sobrevivir y esos 14 no? ¿Qué hace que tantas vidas se vuelvan inhabitables? ¿No podríamos escuchar diferente este reclamo, esta denuncia social? Comparte este artículo, uno nunca sabe a qué oídos pueda llegar.
Sobre el autor
Julián Gómez Sepúlveda
Psicoterapeuta psicoanalítico enfocado al trabajo clínico con adolescentes y adultos. Egresado de Posgrado de la UNAM donde hizo la maestría y donde también cursó un diplomado sobre psicoanálisis y educación. En la misma línea, es docente universitario desde hace 5 años, luchando así por favorecer el pensamiento desde diferentes trincheras.
Correo electrónico: [email protected] @JuGomez21