¿Qué hay detrás del aburrimiento adolescente?
Es curioso que un adolescente pueda aburrirse cuando hay tantas formas de entretenerse. ¿Hay algo detrás de ese aburrimiento?
Sentirse aburrido es terrible: nada te entretiene, todo es monótono, gris y desagradable. Nada te llena y, aún sin ser doloroso o angustiante, estar aburrido desgasta y cansa.
No me dejarán mentir, quien está aburrido de forma crónica muchas veces tiende a ser agresivo y termina aburriendo también a otros. Es casi como si su fatiga y apatía se contagiara y uno tuviera que optar por compartirla o, por huir.
Sentirse aburrido es como entrar a un estado zombie: ni dormido, ni despierto, pero temporalmente distraído. Uno puede sentirse aburrido en muchas situaciones, incluso aquellas que aparentemente requerirían de más atención: el trabajo, la escuela, los amigos, la familia, etc.
Para Víctor Frankl, el aburrimiento es reflejo de una falta de sentido de vida, es el síntoma del siglo y se entiende como una manifestación de vacío existencial.
Lo curioso es que uno pueda sentirse aburrido cuando hay tantas formas de entretenerse. Habiendo Netflix, WhatsApp, Facebook, clases para aprender mil cosas y la posibilidad de hacer relaciones con personas de culturas tan diferentes. Siendo que las culturas humanas llevan en la Tierra más de 200 mil años, llama la atención que haya tiempo para sentirse vacío, solo y poco entretenido.
Incluso hay evidencia empírica que sostiene que muchas veces preferimos un estímulo doloroso a la sensación de aburrimiento (Wilson et al., 2014), lo que podría darle sentido a ese dicho de que el ocio es la madre de todos los vicios. Sin embargo, el ocio es también la fuente de toda creatividad… así como el deseo de cambiar y crear algo. Sin deseo de crear ni vacío que llenar, no podría haber creación alguna, avance, cambio o desarrollo.
El asunto es que la sensación de aburrimiento es necesaria y su aplacamiento inmediato, podría estar anulando posibilidades de desarrollo.
Pienso que lo que ocurre en ese momento es que la muerte se hace presente. Pero no una muerte violenta o atropellada, sino precisamente esa muerte lenta, silenciosa y desesperante, como irse volviendo piedra o quedarse permanentemente dormido. Por esto es que se piensa que el aburrimiento es un rechazo (quizás temporal) de la vida.
Entonces habría que traducir: quien nos dice que está aburrido, nos está diciendo que en ese momento nada puede darle placer. ¿Qué contestamos cuando alguien nos dice que está aburrido? ¿Qué no casi siempre intentamos que se distraiga, que haga algo placentero, que salga de este estado? ¿Y nosotros podríamos procurárselo, nosotros seríamos capaces de convencerlo de vivir?
Con todo esto convendría reconsiderar la reacción común ante el aburrimiento adolescente que simplemente busca deshacerse de él, calmarlo o, lo que es peor, negarlo.
Algunas escuelas optan por obligar a los jóvenes a estar en actividades mañana y tarde, buscando así que nunca se puedan sentir aburridos, «para que no estén de ociosos» y utilicen su tiempo en cosas útiles. ¿Cuáles son las actividades útiles y cuales no? ¿Para quién son útiles tales actividades? ¿Para el desarrollo de los adolescentes o para una sociedad que busca robotizarlos?
Para profundizar en el tema, el autor nos da las siguientes recomendaciones:
Ver el Primer capítulo (“Isolation”) de la serie de Youtube “Mind Fields”.
Leer a Frankl, V. (1991). El hombre en busca del sentido. Barcelona: Herder. Wilson, T. D., Reinhard, D., Westgate, E. C., Gilbert, D. T., Ellerbeck, N., Hahn, C., Brown, C. L., & Shaked, A. (2014). Just think: The challenges of the disengaged mind. Science, 345, P. 75-77.
Julián Gómez Sepúlveda
Psicoterapeuta psicoanalítico enfocado al trabajo clínico con adolescentes y adultos. Egresado de Posgrado de la UNAM donde hizo la maestría y donde también cursó un diplomado sobre psicoanálisis y educación. En la misma línea, es docente universitario desde hace 5 años, luchando así por favorecer el pensamiento desde diferentes trincheras.
Correo electrónico: [email protected] @JuGomez21